Después de unas jornadas de introspección y retiro espiritual, 'Minuto 7' vuelve con bríos renovados.
El triunfo del Barcelona el pasado sábado ha sacado a relucir una patética resignación que no cuadra con los valores históricos del Real Madrid. Evidentemente, no me refiero sólo a la triste actitud del Bernabéu, un estadio que, más aún en Liga, es casi siempre un lastre para el equipo. Me refiero, también, a ese nuevo madridismo, casi siempre ilustrado, lúcido y combativo, que, desde cualquier rincón del globo, utiliza la Red como hábitat y caja de resonancia.
Partamos de una realidad: el Barça es, ahora mismo, superior al Madrid. Eso no implica que vaya a ganarlo todo ni que vaya a ganarle siempre. En el fútbol, como en la vida, todo se acaba, y hoy es el día perfecto para recordar que la resistencia madridista, en realidad, ya ha comenzado. El equipo arranca la defensa del título de Copa, logrado, aunque parezca mentira, ante los 'Messi Boys'. No sé si se acuerdan, gracias a aquel linier con tan buena vista...
La superioridad del Barça es, fue, básicamente, anímica, mental, psicológica. Algunos la confunden con superioridad moral, pero no, no es lo mismo. El sábado, el Madrid perdió porque no supo manejar su propia ansiedad. Quiso meter el 3-0 antes que el 2-0, y eso le mató. Eso y el Barça, que juega muy bien. Conviene no perder de vista la dimensión histórica del rival. Dudo mucho que cualquier otro equipo se hubiera sobrepuesto a un gol a los 22 segundos en pleno Bernabéu, que con viento de cola sí aprieta. El mérito del Barça fue no rendirse, competir, creer en sí mismo. Ésa es la gran lección que el Madrid debe aprender, por encima de nociones básicas de matemáticas (cuatro centrocampistas son siempre el que doble que dos) o del tiki-taka, aunque tampoco estaría de más meter a Lassana en el primer avión con destino a Portsmouth. Error (grave) de Mourinho apostar por el francés. Khedira es infinitamente más apto para la presión, si es que de eso se trataba.
Con todo, hay motivos para el optimismo. Sandro Rosell está demostrando un nivel de forofismo tal que no sería de extrañar que, en la primera situación de crisis a la que se enfrente, meta la pata hasta el corvejón. Claro que aquí hay un problema, y es que Guardiola es el presidente 'de facto' de la institución culé. Aunque hasta Pep decepciona últimamente: en Japón se acordó del Madrid, pero no nos iluminó con ninguna reflexión sobre la ruptura entre Gran Bretaña y la UE. Porque eso era lo importante, ¿no?
Aunque, en realidad, la mejor noticia es que han pasado ya tres días. O sea, que quedan tres días menos para que Messi siga teniendo a Casillas de hijo. O para que el amigo Moratti acabe de decidirse. Yo que Mou le daba un toque...
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